Pelea de marranos/Columna/Tinta de Quintero
Pelea de marranos/Columna/Tinta de Quintero
Dos
precandidatos similares
Próximo
sexenio relevo de corrupción
Un
regalo para el junior corrupto
Foto/Internet
Antonio
Quintero
Una
verdadera pelea de marranos la que ya dio inicio con el destape de Alejandro Avilés
Álvarez, -al ir pasando los minutos va cayendo el veinte-, de cómo se perfiló el
ilustre manipulador, orquestador de todo el juego subterráneo del Partido
Revolucionario Institucional, (PRI), es tan obvio su destape y su
precandidatura exclusiva, para ser el único candidato por el PRI, a la gubernatura
de Oaxaca.
Del más
sucio el menos mugroso, así unificaron al alfil de José Murat en este sexenio pero
no olvidemos que también fue un alfil de Ulises Ruiz Ortiz, también en su
sexenio, su compadre.
La
cartera es muy amplia de Avilés Álvarez, desde entonces, concertador,
negociador, manipulador, vendedor para lograr avances a sus intereses pero también a los
intereses de sus patrones. Les ha cumplido bien, y el precio y la factura han
llegado.
Desde
luego que sus habilidades han sido diversas y muy torcidas. Es el cochinero donde él sabe
pisar, pues el lodo es su cancha favorita.
Por
supuesto que se lleva de calle a muchos otros aspirantes que ya ansiaban ser
elegidos, José Murat ya les había dado permiso de placearse, de caminar, de
tomarse fotos, de presumirse e incluso de renunciar a sus cargos para hacer precampaña.
Pero lo
que nunca se imaginaron, sus fieles aspirantes, -los precandidatos-, era que habían sido
funcionarios del sexenio más podrido en corrupción y es el sello singular del mexiquense Alejandro
Murat Hinojosa.
Villarreal,
del Ieepo, Heliodoro Díaz, de SSPO, y otros, se sumó también al final Germán Espinosa, pero todos han
sido señalados de malos manejos, irregularidades cuando estuvieron a cargo de
sus dependencias. Donde la corrupción floreció.
Entonces
la única ficha disponible, para jugar la candidatura lo era Avilés Álvarez.
José Murat tal vez no muy convencido pero la única carta que tiene el PRI,
aunque a esta distancia Murat Casab ya no pierde, ya obtuvo lo que quiso, y ya
no le importa ganar o perder, incluso va a ganar perdiendo…
Pero lo
que nunca podrá quitarse o borrar es que los Murat priistas entregaron el poder a
Morena, lo entregaron mal, en medio de una enorme y descarada corrupción, el
pueblo zanjará una vez por todas a esa vieja política caciquil que tanto daño le ha hecho a Oaxaca.
Salomón Faraón Jara, el clon del viejo PRI
Sin
embargo del otro lado hay similitudes idénticas, pues el candidato único de
Morena, Salomón Jara es idéntico a Alejandro Avilés, los dos son sucios, les
gusta el lodazal, los dos fueron señalados de vender candidaturas municipales, concertador, negociador son como dos gotas de agua.
Dos
personajes señalados de enorme corrupción, tráfico de influencias,
irregularidades administrativas, de pertenecer al crimen organizado etc. etc. etc. …. y en resumidas cuentas … mas
corrupción en todo su esplendor.
Entonces
pobre pueblo de Oaxaca, votará por un sexenio igual al de Gabino Cuè
Monteagudo, será un sexenio y episodios llenos de fracasos…
Así se
escribirá la historia…
Oaxaca
será otra vez de políticos identificados con el partido de Morena, conformado
por aquellos que fueron del PRI, PRD, y de otros partidos políticos, una
amalgama de políticos que en su mayoría no tienen compromisos institucionales,
son hechos de la rebeldía, libertinaje de ocurrencias, salvajes, porque no han sabido
gobernar ni siquiera un municipio dentro de la entidad oaxaqueña como del país.
Así
está catalogado el movimiento de Andrés Manuel López Obrador, Morena. Sin tener una estructura
institucional, este movimiento ha empezado mal desde el inicio y desde la conformación del
gabinete presidencial.
Ante la
falta de un impulso estructural, López Obrador ha optado por controlar él mismo
todas las decisiones de todas las dependencias, un presidencialismo absoluto
que ha originado quien no tuvo escuela, enseñanzas de un partido de izquierda.
Y entonces gobierna con ira, resentimiento, odio y desdén. Al parecer le hicieron
daño los desencuentros y desdichas de 18 años de buscar el triunfo, y también a la par de ir envejeciendo.
Tuvo
que basar su campaña en muchas mentiras, López Obrador ha sido un gran
mentiroso, su política de mentira le ha dado excelentes resultados, por ello
ganó la elección más esperada, 18 años anhelándola. Ha descubierto que tener un
programa matutino por las mañanas en cadena nacional (la mañanera), le ha dado
enormes resultados en audiencia,
blindajes de su gobierno, pues al contrarrestar con la pregunta de -yo
tengo otros datos-, despedaza cualquier intento de cuestionamiento, y se
auto-protege de señalamientos.
López
Obrador ha entendido el éxito de la caja idiota, es decir de la televisión, a
la que tantas veces él mismo calificaba de manipuladora, y de pervertir al
mexicano, hoy él ha retomado esa ruta de manipulación.
Para
llegar al poder le mintió a millones de mexicanos, que creyeron en la esperanza
y fue un anzuelo mordaz.
Hoy
presume de tener control en muchos gobiernos en toda la república, y puede que tenga razón por el
simple y sencillo esquema de un presidencialismo que ejerce, autoritario, totalitario, provocando inestabilidad.
Parece
que su eslogan es si no están conmigo están contra mí, y por ello muchos
gobernadores le rinden pleitesía, y aplauden sus decisiones.
Oaxaca el tesoro de Obrador
Por
ello en Oaxaca, López Obrador ha empezado a cobrar la factura, para que el
próximo gobierno sea de Morena, de manera sutil fue encajonando al gobierno del mexiquense Alejandro Murat Hinojosa, con acciones suaves, fue siendo determinante su
postura, pero también a sabiendas de haber sido respaldado con millones de
votos oaxaqueños para su triunfo electoral. López Obrador tiene esa cualidad;
no olvidarse de quienes lo ayudaron, y hoy tranquilamente espera a que el PRI
de los Murat le entreguen la plaza cómodamente.
Y en
esa entrega, culminara de manera tranquila, armoniosa porque en esta ocasión,
su partido Morena tiene todas las de ganar, salvo que suceda algo totalmente
extraño, pero los jeques del poder, la mafia del poder a la que hoy ya
pertenece López Obrador, tiene todo el control.
Y como
buen priista que fue, sabe jugar las cartas, y en este juego el viejo José
Murat ha ido perfilando su derrota, su fracaso, pero también el fracaso que fue
su hijo, los dos culpables del retroceso y abandono que tuvo Oaxaca en estos seis años, un
sexenio de enorme corrupción, de desvíos millonarios, de cero obras y de
jugosos negocios para los Murat.
Los
Murat entregaran la plaza, de la manera más infame, traicionando a su propio
partido político, el PRI termino hecho polvo.
Pero
astutamente los Murat, han ido permitiendo la entrega, a López Obrador y como dos viejos
priistas, amigos, la entrega ha sido en dosis, negociando lo que se puede
negociar, e incluso la salida del junior cacique por la puerta grande, darle un
cargo decorativo premiando su buena conducta, una salida decorosa.
Y por
la sed ambiciosa del viejo José Murat, buscará por todas las formas que su hijo no
quede en la banca y mal señalado. Así que ya trabajan en ello. El premio será tal vez una
embajada para que los señalamientos de corrupción no empapen al junior cacique, al mexiquense Alejandro Ismael Murat Hinojosa.
Y así
una de las plazas de la mafia del poder, aplaudirá el enroque para otro dueño,
otro cartel de la delincuencia organizada que tendrá en sus manos todo el territorio oaxaqueño-.
López Obrador y José Murat concretan y pactan a espaldas del pueblo los negocios más sucios que se puedan imaginar...
¡¡ Y los
candidatos son meras marionetas de ese poder!!
¡¡Nos
leemos en nuestra próxima entrega!!
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